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[Reseña] Los Desposeídos, Úrsula K. Le Guin

miércoles, 21 de octubre de 2015



Título: Los Desposeídos
Título Original: The Dispossessed
Saga: No pertenece a ninguna, pero podemos encontrarlo dentro de "Los mundos de Úrsula K. Le Guin"
Autor: Úrsula K. Le Guin
Editorial: Minotauro
Páginas: 384 de 832 
Género: Ciencia ficción social.
Precio: 29,90 € en tomo con tres libros.
Premios:  Nebula de 1974Hugo de 1975 y Locus del mismo año. También ganadora del Hall of Fame del Prometheus Award en 1993


"Las mejores obras de ciencia ficción de Ursula K. LeGuin ahora en un mismo volumen. Disfruta con "La mano izquierda de la oscuridad", "El nombre del mundo es Bosque" y "Los desposeídos". Ursula K. Le Guin es uno de los más notables exponentes de la llamada ciencia ficción especulativa o de ideas, en la que, mediante el vehí culo tradicional de la utopía y el análisis de aspectos inusuales de sociedades alienígenas, reflexiona sobre nuestra propia cultura. En sus obras, que habitualmente se han calificado de antropología ficción y donde se da gran importancia a aspectos sociológicos, se desarrollan temas como el feminismo, la ecología o la anarquía. 

En "Los Desposeídos",Shevek, un físico originario de Antares, un planeta aislado y anarquista, decide viajar al planeta madre Urras, en el que impera un sistema llamado el propietario. Shevek cree por encima de todo que las ideologías, que separan su planeta del resto del unive rso civilizado, deben ser derribados. En este contexto la autora explora algunos de los problemas de nuestro tiempo: la posición de la mujer en la estructura social, la complejidad de las relaciones humanas, los méritos y las promesas de las ideologías, las perspectivas del idealismo político en el mundo actual."


“Los Desposeídos: una utopía ambigua” es una obra de Úrsula K. Le Guin sobre el futuro ficticio de dos mundos: Anarres y Urras. El libro se presenta en capítulos que van alternando dos líneas temporales: una sobre el pasado del protagonista, Shevek -científico y filósofo-, en Anarres y otra sobre su presente en Urras -país que visita para llevar a cabo su teoría de la simultaneidad-.

Por un lado tenemos Urras, un planeta que podríamos comparar con el nuestro por su geografía, fauna e, incluso, sociedad: es un país capitalista, donde el dinero es lo que más importancia tiene, donde los hombres son poseídos y, a su vez, sólo buscan poseer. Recordemos que acabo de decir "país" y es que Urras, a diferencia de Anarres, no constituye una unidad homogénea; hay diversos países cada uno con sus sistemas y muchos de ellos en guerra. En el libro se van a centrar en A-Io, país capitalista, aunque se irán mencionando a otros.

Por otro lado tenemos su antítesis: Anarres. Los habitantes de Anarres son originarios de Urras pero, años atrás, fueron expulsados a la luna, Anarres, para así evitar la revolución los odonianos tuviera lugar. Estos odonianos, encabezados por Odo, intentaron una revolución anarquista y, como parecía tener suficientes apoyos decidieron mandarlos a Anarres -un lugar seco y frío con una tierra árida y pobre, carente de plantas o animales-. En Anarres la gente no poseen nada, lo único que pueden tener es su libertad.

Estas dos sociedades viven aisladas, ignorándose la una a la otra e, incluso, convencido a sus ciudadanos de los malos aspectos de la otra sociedad. Es una situación de relativa paz hasta que el protagonista de la novela, Shevek, va a intentar que ambos planetas se comuniquen.

Lo cierto es que es muy difícil hacer spoiler sobre "Los Desposeídos" porque realmente la acción no es lo primordial. Es, ante todo, un libro reflexivo que estoy segura de que le encantará a aquellos interesados en las comparaciones entre modos de vida. Se podría decir que es un análisis  de modelos políticos (A-Io como capitalista, Anarres como anarquista, Thu como comunismo y Terra con un gobierno centralizado -no aporta muchos más datos si no mal recuerdo-) narrado lo que se agradece. Trata no sólo la organización política o social, sino educación, trabajo, libertad, el tema de la mujer, el peso de la opinión pública...

Es, como bien dice su título, una utopía ambigua. Le Guin no intenta vendernos, como podemos ver en otras utopías o en distopías, una idea; no nos dice "esto es malo" o "esto es bueno" si no que nos aporta historias de diferentes mundos y el que lo juzga no es solo Shevek, sino el lector.

Shevek es un protagonista racional y, en la medida de lo posible, objetivo: no defiende ni un modelo ni otro, es más crítica prácticamente a todos pero se decanta por uno al sospesar las opciones. El resto de personajes que aparecen dentro del libro están, al igual que Shevek, muy bien formados -aunque es cierto que destacan los de Anarres frente a los de Urras en este sentido-.

No sé si habré animado a alguien a leer el libro con esta pequeña reseña, no he querido entrar en demasiados detalles para que cada uno se forme sus propias ideas pero es, sin duda, un libro interesante y más ameno de lo que parece.

Como dato curioso, el libro fue escrito en 1975 cuando estaba teniendo lugar la guerra fría entre URSS y EEUU y acaba de terminar la Guerra de Vietnam. Cuando Shevek llega a A-Io se encuentra con que este está teniendo una guerra contra Thu pero, como lo dice uno de los altos cargos de A-Io, hacía tiempo que la guerra ya no tenía lugar en los países civilizados sino que esa lucha de poder está teniendo lugar en Benbili, donde había estallado una revuelta. Cada uno de los países apoya a un bando, como bien ocurrió en la Guerra de Vietnam.

Os dejo entonces con una cita sobre la educación, aprovechando que muchos de nosotros estamos en el inicio de las clases:

"El sistema de exámenes, cuando se lo explicaron, lo descorazonó; no podía imaginar nada más nefasto para el deseo natural de aprender que este modo de proporcionar y exigir información.[...]Pidió a sus alumnos que escribieran sobre cualquier problema de física que lesinteresara, y les dijo que les pondría a todos la calificación más alta, para que los burócratas tuvieran algo que anotar. Sorprendido, descubrió que muchos de los estudiantes se quejaban. Querían que él planteara los problemas, que hiciera las preguntas correctas; ellos no querían pensar en las preguntas; sólo escribir las respuestas que habían aprendido. Y algunos objetaban enérgicamente que les pusiera a todos la misma nota. ¿Cómo se diferenciarían entonces los estudiantes diligentes de los lerdos? ¿Qué sentido tenía trabajar con ahínco? Si no había distinciones competitivas, daba lo mismo no hacer absolutamente nada."





1 comentario:

  1. Conoces perfectamente mis preferencias literarias -o eso espero (?)-, así que sabes que es poco probable que este libro me lo lea, pero lo vendes tan bien que no sería raro si algún día -un poco más lejano-, me lo leyese.
    Asegurame que no es como "Un mundo feliz" de Huxley y ya me has comprado <3

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